28 marzo 2015

Entrando al corazón

Es una de esas terapias que yo hago a los demás pero ¿quien me la hace a mí?

¿A quien llevo yo en mi corazón?, está bien ahí o ya pasó su tiempo y debo, amable y amorosamente, decirle que ya tiene que irse, que no es su lugar, que en mi casa-corazón solo puede estar quien yo permita, porque ese es mi verdadero espacio, mi hogar, sea dónde sea que esté, más auténtico y mucho más fuerte que si fuera de piedra o de ladrillo. Donde puedo sembrar plantas o árboles que solo tardan segundos en crecer desde que se introduce la semilla en la tierra hasta que alcanza su máximo esplendor y que, además, vibran en color y su materia es luz.

Eso sí, yo también participo cuando ayudo a otros, veo lo que ven y me adelanto a lo que va a suceder. Me pongo muy firme y les insisto en que ya es tiempo de que los dejen marchar, envueltos en amor, al lugar dónde les corresponda.

¿Y el mío, cual es mi lugar?

Todas las noches pido que me acompañen a un paisaje lleno de belleza, de armonía, dónde me sienta plena, feliz, o que anticipen mis vivencias, las escenas que viviré en breve o que se cumplan mis deseos más preciados aunque sea en esa dimensión etérea.

Y sí, a veces me despierto alegre, vital, aunque no recuerde qué sucedió o me queden solo las últimas imágenes que se producen justo antes de despertar y que no me aclaran mucho.

Pienso que, tal vez, ya había alguien en mi corazón cuando nací, esperándome para darme la bienvenida o simplemente para asegurarme que, sucediera lo que sucediera, siempre estaría ahí hasta que terminara esta vida y justo antes de empezar otra o seguir también conmigo en una nueva

¿Amor incondicional eterno, sin fecha de término, sin marcar siglos o milenios?

“Si no lo ves – se dice en algún manual de los que utilizo- puedes imaginarlo, sentirlo. Pon la intención, créelo y funcionará”. Y, lo más asombroso, es que sí funciona.

No, no he perdido la fe, creo que sigue intacta porque confío en que están ahí, no sé si dentro, pero sí a mi lado, a veces hasta puedo sentir su abrazo convertido en una suave brisa llena de una esencia precisa, concreta.

-Sé quien eres. Ahora te has movido y estás a mi derecha y sonríes. Me abrazas.

Te quiero -digo

-Sí, lo sé, yo siempre te he querido, hace siglos milenios. Hemos estado juntos en todas las edades conocidas de la Tierra y más atrás aún cuando llegamos de otros planetas, cuando no habíamos olvidado que podemos entendernos sin palabras, que podemos viajar sin vehículo físico, que podemos traspasar un millón de umbrales que nos llevan adonde queramos ir, muy lejos o muy cerca de nosotros mismos.

Mi emoción desborda en forma de tranquila lluvia, tibia, relajante. Y la vida sigue después de ese pequeño y bello instante.

-Que siempre pueda percibir toda la Belleza que hay a mi alrededor.

Y eso sí me lo cumplen cada día.

Conmigo son respetuosos, serenos, sabios y con gran sentido del humor y su Amor de verdad mueve montañas, pero no fuera sino dentro de mí, de ese corazón que ha crecido con el tiempo y parece que unas veces, las mejores, va a desbordar, abarcando todo y a todos, mientras que otras se cierra y no hay forma de entrar. Y entonces me encojo, me doblo sobre mí misma, en posición fetal le llaman, pues sí porque cuando algo nos duele mucho queremos volver a esa Madre que nos parió una y otra vez, nos alimentó, protegió, amó, hasta que en el día y la hora exacta estuvimos dispuestos a salir a este mundo o a otros, o a que nos sacaran que nunca fue lo mismo.

Y nacimos con nuestro pequeño corazón latiendo muy rápido porque había mucha prisa en conocer la nueva vida que habíamos querido y que esperaba tierna a que la estrenáramos, acogiéndonos, bendiciéndonos, al menos los primeros tiempos, medidos por el calendario vigente según el lugar que hubiéramos escogido: lunar, solar, o....

Pero ahora pienso que nuestro único ritmo es el nuestro, que a nuestro corazón no le importa mucho si es invierno, verano, de día o estamos durmiendo.

¿Ese será también el latido de la persona o personas que llevamos dentro?

No importa, divagaciones sin más, pero yo siempre he sido muy curiosa y hoy mismo, me respondan o no, voy a preguntar a quien verdaderamente llevo en mi corazón que, como casi siempre, está abierto.

Primeros días de Primavera de 2015

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