29 julio 2014

Marte en XII - Serie de Relatos (IV)

Querida Ana Mª:

Pues la verdad, los últimos estudios astrológicos que me envías de tu amiga, han terminado de dejar mi moral por los suelos: estoy en período saturnino (solo faltan dos días para mi cumple) lo que también ayuda.

Empecemos por lo bueno: Sol en IX, sabiduría, pero como también tengo la Luna en el mismo lugar, tiendo a confundir emociones con pensamientos, Mercurio en IX (regente de la casa) me vuelve a dar ánimos: podré analizar mucho mejor mis confusiones.

Júpiter en V, hijos buenos, pero auto-indulgentes ¡que me vas a contar!

Pero lo mejor viene ahora: Marte en XII (situado en Venus). Según tu amiga, con estadísticas incluidas, soy una potencial asesina, pero como está en Venus, digo yo, que mataré con elegancia, amabilidad, armonía... nada de fuerza bruta (puñales, mazazos, pedradas... que además se pone todo perdido de sangre), no, como mucho venenos varios, o procurar que la víctima se muera por si misma, del berrinche o del susto. Como también tengo Urano en IX, quiere decir que mis planes de asesinato (¿tal vez en serie?) serán de lo más originales.

Yo que me he pasado meses pensando en una buena ocupación para cuando me pre-jubilara, pues ya lo tengo mucho más claro. Además, comentándolo con una amiga, resulta que ella también tiene la misma posición astral, asi que podemos asociarnos y ofrecer nuestros servicios, que creo que se puede ganar una pasta; claro que lo del marketing habrá que llevarlo de forma muy discreta, para que no se mosquee el personal.

En fin que, a partir de ahora, ¡cuidadito conmigo!, procura decirme cosas agradables, tenerme contenta, y ¡muy importante! no darme la espalda, por si acaso estoy en uno de esos días de utilizar mi fuerza ariana.

A tu amiga, aunque no la conozco, mi gratitud por alegrarme el día.

Besitos muy venusinos.

21 julio 2014

Posiciones Astrales -Serie de relatos (IV)

Casi me estoy acostumbrando a que Urano me ponga ante cambios, a veces radicales e imprevistos; a que no pueda comunicarme, en absoluto, porque Mercurio está retrógrado, a soportar el peso de Saturno sobre mis espaldas durante años, porque está transitando por mi signo y que Plutón me produzca la terrible sensación de que estoy al borde de un precipicio al que caeré sin remedio, eso si, para resurgir de mis propias cenizas (me veo mas bien saliendo a gatas de un volcán que todavía echa humo y yo estoy ligeramente negra).

En cuanto a la Luna que os diré que no sepáis, hasta los hombres dicen, despectivamente o con resignación, refiriéndose a nosotras: “Están de luna”. Nerviosismo e impaciencia en creciente, plenitud y euforia en llena, melancolía otoñal (aunque sea pleno verano) en menguante y laxitud total en nueva.

Menos mal que nos queda Neptuno: estar en las nubes, soñando, o flipada total, pero oye, después de todo lo demás, casi compensa una temporadita lejos del mundanal ruido.

Y, como no, Júpiter, el magnánimo, el expansivo (!esos kilitos de mas!) y el que, en mi caso, da ánimos para seguir, para conseguir, para llegar a la meta propuesta..... hasta que te das cuenta de que pasan años y mas años y mas años, y tus ilusiones siguen ahí, algo marchitas por la espera, aunque, de vez en cuando, sigas teniendo esperanza mas que nada por la voluntad de seguir adelante, de no tirar la toalla y, además, alguien te envía una historia de internet, donde dice que la mujer a los 60 sale al mundo y lo conquista. Una que es optimista de siempre (¿Eso a qué planeta se debe?) piensa que en esos dos añitos que faltan se cumplirá todo, todo, todo, y sigue agarrada a los astros.

En cuanto a Marte, eso de :”!A mi mis valientes!”, pero claro, eso debió ser en una época muy lejana, en la que los guerreros tenían un código de honor, llevaban una espada inmensa (el tamaño sí que importaba) y tenían que estar muy cachas para soportar el peso de la armadura. Ahora, por lo visto, el cincuenta por cien del personal masculino no está por la labor de ir a conquistar a su dama y el otro cincuenta es plumífero reconocido.

Y !curiosamente! Venus, que es mi planeta regente, ya que tengo ascendente Libra, se ha quedado para el final. La Belleza, la Armonía, el Arte... pero ¿Y el Amor?. Si, así, con mayúsculas, el que siempre quise, el que no llega. Encima tengo a Venus en Géminis, o sea, me voy enamorando de las margaritas del campo, de mis preciosos gatos, de la mirada limpísima de los pequeñitos, de las maravillosas puestas de sol... pero mi amor, ese que viene cabalgando desde hace veinticuatro años y es viudo y tenía una niña (que ya debe haberle hecho abuelo), ese no llega. Digo yo que cuantas veces habrá cambiado de caballo, aparte que, cuando salió en mi busca, aún no existían los gps y esto, si lo comparamos con el resto del mundo, está en un recóndito lugar.

Además queda Quirón (la deuda kármica, creo) y la Cabeza y la Cola del Dragón (siempre me he preguntado que han hecho con la parte central del bicho).

Hay que contar, también, con las conjunciones, oposiciones, trígonos, cuadraturas, sextiles... las casas en las que se instalan los planetas... !Un sin vivir!

Bien, y después de todo esto ¿Creéis que eso del libre albedrío aún funciona?. A lo mejor es que hay que seguir insistiendo, pillarle el truco, de forma que, de verdad, podamos crear la vida que queremos. O puede que lo que deseamos no nos convenga, o no haya llegado el momento oportuno, o que si nos llega lo que sea, no seremos capaces de manejarlo, o....

De todas formas, ya lo he dicho, me considero optimista por naturaleza y sigo tratando de ver la parte divertida de la vida, gracias a lo cual, sobrevivo.

Esta mañana, por ejemplo, en el centro de la ciudad estaba aparcado un camión pequeño, pintado de blanco que, en uno de los laterales decía con letras muy grandes: “Unidad móvil de destrucción” !Que fuerte!.

Luego en letras mucho más pequeñas, en el otro lateral, aclaraba: destrucción de documentos para empresas.

Así que, ¿veis?, lo mejor es subirse a la primera nube que pase y, desde allí, reírse de los afanes de los demás (eso alguna vez lo hemos practicado todos, aunque se llame de otra forma) y dejar de sufrir por los nuestros. Os puedo hacer un huequito en mi mullida nube, pero sin abusar.

07 julio 2014

Permiso de conducir - Serie de relatos (III)

Estaba esta mañana en el mercadillo de S. Cosme, cerca de las once de la mañana, había ya bastante gente merodeando entre los puestos, cuando, por megafonía, dieron un mensaje: “Se avisa al propietario de un Mercedes color azul, que el coche ha comenzado a andar, el solito, por la carretera” “!Anda, pues eso si que puede ser un problema!” - exclamó la vendedora de uno de los puestos.

Los de la segunda edad tenemos el permiso de conducir desde hace veinte o treinta años, lo que no quiere decir que, de vez en cuando, tengamos algún despiste: no encender las luces, no poner intermitente para indicar hacia donde vamos, no dejar puesto el freno de mano cuando dejamos el coche aparcado.

Cosillas sin importancia.

Al cabo de tantos años, se me han dado algunas circunstancias curiosas, por ejemplo: estando yo parada en un semáforo vino una furgoneta y me dió un topetazo por detrás, el conductor se bajó, vino hacia mi y me dijo, con una enorme sonrisa:

-Señora, perdone, pero es que no llevo frenos-

-Pues, curiosa forma de frenar, oiga-

En otra ocasión, en la Zona Franca, pasó lo mismo, solo que esta vez el que conducía la furgoneta era un chico muy joven, el coche suyo empezó a echar humo y, como en los dibujos animados, empezaron a caérsele piezas: un trozo del guardabarros, un faro.... mientras el chico, echándose las manos a la cabeza, decía todo compungido: “De esta, mi jefe me mata, me mata....”

Yo también he hecho algunas: domingo por la mañana en el centro, todo desierto, nadie en ningún sitio, veo un lugar para aparcar y me dirijo hacia él con toda confianza: no vi un coche que subía por una calle transversal y le di por la parte del conductor. El señor salió, yo le pedí mil perdones... el hombre dijo, casi llorando: “Justo ayer por la tarde lo saqué del taller, que me habían dado un golpe.”

A mi me dieron el carné a la tercera, pero hasta casi doce años después, no conduje, asi que otra vez academia y pagar clases. Tardé mas de un año en cogerle el truco: todo estaba lleno de columnas malvadas, árboles fuera de su sitio, motos, espejos retrovisores que sobresalían mas de la cuenta, o topes en las esquinas de los camiones ¡Un suplicio!. Como decía un amigo: “Tu vas tranquilamente por la carretera y, de pronto, sale un árbol a mear.... y ya la liaste”.

La generación anterior lo tuvo mucho más fácil. El examinador, generalmente un hombre mayor, se sentaba, saludaba y decía: “Bien, encienda el vehículo, meta la primera y despacio vaya avanzando, la segunda, muy bien, ahora vamos hacia la derecha, y ¿a qué se dedica usted?, ah muy bien, ahora todo recto, meta tercera, bien, arrímese a la acera, ahora la marcha atrás ¡perfecto!. Está usted aprobado, buenos días”.

El tío de mi padre, mi padrino, conducía desde antes de haberse puesto en marcha el código de circulación, la transición se ve que no la asimiló correctamente, porque cada vez que hacía un viaje largo, nos enterábamos de que había llegado a destino porque siempre llegaba la multa de tráfico. Una vez lo pararon por no hacer un Stop. “Oiga ¿es que no ha visto la señal? “ “Si, claro, ya toqué el claxon”