26 junio 2015

Mañana de San Juan

Nublada y con ganas de llover, tal vez la ceniza de las hogueras que subió y se quedó allí tiñendo el cielo de gris.

No hice la purificación de lavarme la cara con el agua de las plantas puestas al sereno, expuestas a la luna creciente. Me siento rara.

Hace años iba con una amiga por los campos de alrededor de la casa donde ella vivía y otra amiga más que era la que de verdad conocía cada planta: hortelán, velo de novia, árnica, pétalos de rosa, romero, ruda... veinticuatro, cada una distinta y todas juntas en una tina con agua, mezclando sus perfumes, sus esencias.

Por la mañana lavarse la cara que era una delicia por el olor, la frescura, solo con una parte y luego filtrar el resto y en un cuenco de cristal trazar tres cruces con sal, bendecirla y ofrecerla para usar en momentos concretos y por fin guardar en tarros.

Pero esta vez no hice ningún ritual, ni de fuego, ni de agua. De todas formas se encargan el viento y el mar mientras paseo por la playa y me quedo mirando los juegos de los niños.

Dos grupos tirando de una cuerda a ver quien gana.

-Y ahora, vamos con los nudos marineros. Los verdaderos, los profesionales que usamos todos los marineros.

Los monitores apenas unos años más que los chavales, sus hermanos mayores, enseñando a recobrar antiguos juegos o a probar la valentía como en todos los tiempos.

Cincuenta gorriones, todos juntos echan a volar, en silencio, solo el aleteo, celebran que el aire hoy es solo suyo.

¿Se habrá enfadado el sol por algo, o solo es una tregua?

Papá ¿estás ahí? Hoy es el día de tu santo, ya no me acuerdo cómo lo celebrábamos, supongo que ahora será distinto, de todas formas no eras tú de muchos santos.

El rosal amarillo sigue dando hermosas flores y las palomas están posadas en los cables de la luz, hoy son cuatro, justo tu número.

La verdad es que no quiero hablar de tonterías varias, solo llegar a tu corazón, darte las gracias porque fuiste la persona que más tiempo estuvo conmigo y aún me dijiste que te hubiera gustado quedarte más pero ya tu cuerpo no resistía.

Mañanita de S. Juan mejor con muchas sonrisas. Siempre mejor reír, aunque el humor y el tiempo no ayuden, aunque ya no estés pero yo te siento a mi lado y sé que eres feliz.

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