01 mayo 2015

Mis cosas

Algo azul o rosa, una planta muy verde, viva, un ramito de olorosos jazmines, mi rayo de sol favorito atrapado en un anillo, la luna grande, redonda, blanca, como mis mejores sueños, el mar con su sonido de vaivén eterno, el aire transparente excepto cuando mueve un remolino por el que me dejo envolver y vuelo ligera. El anaranjado-rojizo en el atardecer porque alguien hizo ruborizar al gran astro que tímido se escondió detrás de las islas....

Y luego, todo empieza o todo acaba y, por fin, me he soltado y he dejado ir. Soy libre, violeta de oscuro a claro, ya casi malva.

¿Qué más puedo pedir?

Dejarme llevar por la sensación del instante, disfrutar de cada brizna de hierba ¡y mira que hay hierba! Está repleto el jardín.

Llega un perrito y saluda, es aún un cachorro, no tiene malicia. Igual que los cachorros humanos: juegan, ríen, investigan los alrededores, tocan todo lo que encuentran. A mí se me quedó el tacto seco y rugoso de la piedra sin pulir o el más agradable de los cantos rodados. Los troncos a los que les ha salido musgo o pequeños líquenes. Las algas vivas flotando y admiro todas las huellas que quedan en la arena y que permanecerán hasta que el agua las alcance.

Y la noche siempre mi asignatura pendiente: no sé diferenciar las constelaciones, las estrellas, no sé sus nombres... solo las siento temblar y distingo algunos de sus colores, pero presiento que me sonríen tal vez burlándose porque apenas alcanzo el conocimiento que quieren transmitirme y sueño bellos paisajes, arquitecturas imposibles, costumbres y oficios increíbles y siempre, siempre, me llegan sonrisas dulces y eso es todo porque aún no es mi tiempo de llegar o de regresar o de tener un encuentro estelar que transformaría mi vida.

Ahora mismo ensoñaciones, anhelos: luces, colores, sonidos nuevos, todo a estrenar, listo para probar e ir creciendo pero aunque queramos nada es totalmente nuevo porque existe en otro lugar, en otro tiempo y nos llama, se hace ver y nos lo podemos traer, disfrutar, entregarlo a más personas, Porque hay cosas que son nuestras, simplemente las dejamos olvidadas en otras dimensiones y ahora es el momento de recuperarlas.

Sí que podemos eso sí que no es un cuento. Les ha pasado a todos los inventores, los científicos, los pioneros, los artistas. Ellos no son algo especial, todos podemos, pero hay que quererlo, desearlo, incluso sufrir por ello. Tratar siempre de ir más allá.

Así que traeros una estrella a casa, un rayo de sol, inventad algo nuevo. Os dejo una receta:

Mezclar a partes iguales un chorrito de ilusión y otro de deseo

El color del atardecer y un rayo de luna llena

Un cuenco grande de polvo de estrellas

El olor que más os guste

El sabor de un beso tierno

La sensación de un abrazo

Mezclar todo despacio y añadir algo especial

vuestro ingrediente secreto

Probad enseguida para ver cómo quedó

El resto guardadlo en el corazón

e ir enviando poco a poco

según creáis que es el momento.

Espero que os sirva y si no haced otra receta vosotros y enviádmela por favor, me gustaría empezar una colección llena de inventos, deseos, sueños.

0 comentarios (+add yours?)

Publicar un comentario